Guía de Devil May Cry 2

Misión 14

Mapa de la misión 14

Retrocede un poco para entrar en la habitación secreta cerca de la Estatua del Tiempo. Phantom es el jefe de este nivel, el primero de todos en el título original, ¿te acuerdas?

La entrada a este combate se encuentra en el callejón que hay cerca del comienzo, pero para entrar debes activar las cuatro lámparas que hay en el escenario, señaladas en el mapa que acompaña estas letras. Si subes la calle desde donde comienzas, encontrarás una al doblar la primera esquina, sobre unos tejados.

Para encontrar la segunda lámpara, tendrás que saltar a una casa en ruinas y entrar en un patio interior por el agujero que verás en la pared, a modo de ventana. La tercera esta cerca, un poco más abajo, pasada la fuente de Orbes Rojos, pero tendrás que luchar con algunos Blood Goats y Demonochorus antes de encenderla. Sigue por la calle hasta llegar casi al comienzo del nivel, cogiendo todos los Orbes Rojos que veas en los edificios de alrededor. Introdúcete en el callejón una vez activadas las anteriores lámparas, porque aquí hallarás la última, y junto a ella, un fragmento de Orbe Azul en una cornisa.

Con las cuatro esferas activadas, la puerta del fondo se abrirá. ¿Necesitas comprar algo antes de enfrentarte al jefe? Date prisa si es así la Estatua del Tiempo está saliendo del callejón a la izquierda y entra por esta puerta. Verás unos tentáculos con ojos en el suelo. Golpea el ojo central para que aparezca Phantom.

Enemigo 23: Phantom

Phantom

Qué risas nos echamos con Phantom en el anterior juego, ¿verdad? Parecía imposible de abatir... Aunque esta vez no tiene muchas ganas de dar guerra, quizás porque a estas alturas del juego cuentas con más armas y has subido algunas de ellas de nivel. Si te acercas a él, corres peligro de que su aguijón te machaque. Si te alejas, te disparará bolas de fuego en cuatro tiempos. Usa el poder demoniaco y las Ametralladoras conjuntamente para ahorrar tiempo y daños. Pero, si quieres revivir los viejos y buenos tiempos, recuerda que la forma más efectiva y rápida de restarle vida, y también la más peligrosa, es subirse a su lomo y atizarle con la Espada en la cabeza.